Al Real Madrid no le bastó con su buena disposición para superar a un Celta que rescató un punto vital para sus objetivos en el Bernabéu (2-2). Kroos, culminando una buena jugada colectiva, y Ramos, desde los once metros, remontaron el gol inicial de Smolov, pero una genialidad de Denis Suárez dejó solo a Santi Mina para que firmase el definitivo empate a falta de diez minutos para el final.
Zidane jugó a mover el dibujo una vez más para dar cabida a Bale y el retornado Hazard. Este último cumplió con creces, dando movilidad al juego de los blancos. No así el galés, que, aunque dispuso de actitud, su estado de forma actual no le permite demasiados lujos. Además, debió terminar expulsado por una fea entrada sobre Rafinha.
Fruto del atrevimiento, el Madrid mimó el transcurrir del balón, más que en ningún otro partido esta temporada, imprimiendo un ritmo combinativo que obligó al Celta a apretar los dientes en medio campo. Pero la falta de mordiente sigue siendo el principal problema de este equipo, que anoche se mostró demasiado tibio en ambas áreas.
No se puede decir lo mismo de Smolov, que en cuanto tuvo un gran servicio de Iago Aspas, superó a Courtois con una definición de lujo. Viéndose arriba, los gallegos se hicieron fuertes en la táctica, permitiendo que el Madrid mascase una jugada que, en la primera parte, solo tuvo el centro lateral como principal argumento para pisar área.
Distinto sería el proceder de los blancos tras la reanudación, desechando una vulgaridad que no ayudaba a que Benzema se mostrase. El Madrid bajó la pelota al piso, encontrando huecos a la espalda de la zaga celeste. En una de esas, Marcelo se coló en el área, sirviendo un pase de la muerte que Kroos no despreció.
Aunque los de Zidane tomaron por completo el pulso al partido, fue el guardameta gallego, Rubén Blanco, el que abriría la puerta de la remontada a Sergio Ramos, que transformó sin problemas una pena máxima cometida sobre Hazard.
Denis al rescate
Se vio obligado Óscar García a menear el árbol, dando entrada a Denis Suárez por Smolov con la idea de arrebatar la posesión al Madrid. Y así fue, los blancos dejaron que el Celta se acomodase con la plasticidad del gallego y el brasileño Rafinha, que fue, sin duda, el hombre del partido.
Pero sería el vigués el que se sacase de la chistera un pase magistral con el exterior para dejar solo a su compatriota Santi Mina. El ex del Valencia, sin necesidad de control, cruzó la pelota al palo largo, muy lejos del alcance de Courtois, firmando un empate que permite al Barça acercarse al liderato.