Tal como se esperaba, Lionel Messi no hizo acto de presencia en el primer entrenamiento de Ronald Koeman como técnico del Barça. Pero, sin estar ahí, el futbolista de Rosario logró que el protagonista del día no fuera el héroe de Wembley. El entrenador holandés se puso a trabajar en un ambiente extraño, tanto por la logística -eran entrenamientos en dos grupos por culpa del Covidien-19- como para que no estaba el jugador sobre el que ha girado todo los últimos años. Los jóvenes del filial no podían quedarse con la boca abierta mirando todo lo que hacía Messi y Koeman no puede decidir cómo jugarán diez futbolistas alrededor del argentino. En el Barça ahora mismo hay un agujero que cuesta mucho de llenar.
El futbolista argentino no cede en su posición y sigue actuando como si ya no fuera futbolista del Barça, aunque el club le recuerda que el contrato que renovó en 2017 todavía tiene vigencia. El mismo contrato, explicado por unos o los otros, parece totalmente diferente, como si fuera un acertijo o un conjuro, y no un texto legal. En la directiva, pues, le toca sancionar al jugador y empezar a descontar días de sueldo, tal como hizo con Arthur Melo cuando el jugador tampoco quiso volver a los entrenamientos no hace tanto. Pero a Messi todo ello no le quita el sueño. Ya no contaba con ese dinero, ya que el famoso burofax, del que hoy hará una semana, avisaba que daba por terminado este contrato.
Messi ya había demostrado que quiere pasar página domingo cuando no hizo acto de presencia en la Ciudad Deportiva para hacerse los test PCR, tal como exige el protocolo de la Liga, por lo que ayer tampoco pudo entrenarse con sus compañeros. Encerrado en su casa en Castelldefels, espera novedades en un caso que debería empezar a desbloquearse una vez el padre del futbolista, Jorge Messi, se encuentre con el presidente Josep Maria Bartomeu en una reunión que debería producirse entre mañana y jueves. Un encuentro en el que ambas partes llegan contando a los cuatro vientos cuáles serán sus demandas. Y de momento las posiciones no pueden estar más alejadas. El caso Messi, que provoca riadas de tinta, horas de tertulias y debates en las redes, en verdad se sigue escribiendo en silencio, sin declaraciones de los protagonistas,
Tanto Messi como Bartolomé les han aconsejado que lleguen a un pacto, pero el futuro del argentino, en parte, se ha convertido en una cuestión personal entre el capitán y el presidente. El acuerdo, pues, a estas alturas sigue siendo bien complicado, aunque dentro del club muchas voces no ocultan que lo consideran la vía más lógica. Antes de que comience una guerra de pronóstico incierto contra tu máximo goleador, no es mala idea cerrar un fichaje que ponga orden en la economía del club. A Messi también le interesa, ya que podría irse al Manchester City sin miedo de tener que declarar ante un juez con el paso de los meses. Para empezar a cambiar el escenario, alguna de las dos partes deberá ceder un poco. Y de momento, aunque se hará una primera reunión, ni siquiera se cede en la previa de este encuentro.
Dentro de los despachos del Camp Nou explican que no tienen ningún problema para encontrarse con Jorge Messi, todo lo contrario. Pero dicen que será una reunión para retomar las conversaciones para ampliar el contrato de Messi hasta el 2023. Como si no hubiera pasado nada de por medio. Como si el 2-8 de Lisboa, el Barçagate y el burofax no hubieran existido. Los Messi, por su parte, creen que es una buena señal poder tener una reunión, ya que podría ser el primer paso para conseguir una salida menos traumática.