La historia, fría y sobria como le gusta exhibirla en el Bayern de Múnich, terminó cayendo sobre el césped del majestuoso estadio Da Luz de Lisboa, donde el gigante muniqués terminó cosiendo la sexta estrella en su pecho y se coronó campeón de Europa. Alimenta así una leyenda que comenzó a escribir en los años setenta, con futbolistas como Uli Hoeness, Franz Beckenbauer y Gerd Müller, y que ayer agrandar la silueta de futbolistas como Robert Lewandowski, Thomas Müller, Manuel Neuer y Joshua Kimmich, llamados a quedar en el imaginario colectivo del club para siempre. En una final disputada, de mucha igualdad y con un París Saint-Germain que exhibió personalidad y espíritu colectivo, terminó mandando un gol de Kingsley Coman que dice que la Champions sigue siendo territorio protegido de un selecto grupo de 22 equipos .orejona , mientras que Múnich, aunque no podrá inundar la famosa Marienplatz debido a la pandemia, puede disfrutar de un éxito continental de su querido Bayern.
Tras una previa marcada por las evasivas de los dos entrenadores, con más de un futbolista convaleciente de problemas físicos, tanto Thomas Tuchel como Hans-Dieter Flick hicieron lo mismo: tocar poco. Por el bando francés, Keylor Navas recuperó la portería tras ausentarse en la semifinal, pero el técnico, que tenía recuperados Gana Gueye y Marco Verratti, continuó optando por Paredes y Ander Herrera, más rodados, para acompañar Marquinhos la sala de máquinas. Por el lado bávaro, con la posibilidad de devolver Pavard el lateral derecho y Kimmich el centro del campo, tampoco hubo más experimentos que el secundario de Kingsley Coman en el lugar de Ivan Perisic en el sector izquierdo. Bajo la piel que les había funcionado rumbo hacia el partido definitivo en La Luz, los dos equipos saltaron al césped de la casa del Benfica tal como habían prometido, fieles a su identidad y dispuestos a defender un escudo con significados dispares. De pura historia el del Bayern, acostumbrado a noches de esta magnitud y líder de una gestión siempre ejemplar. De ambición latente el del PSG, desde que en 2011 entró capital procedente de Oriente Medio en el corazón de una entidad que apenas hace los 50 años de vida y que hasta entonces nunca había sido potencia continental.
Hiperactivos ambos, sabedores de que la intensidad era de los pocos ingredientes innegociables, unos y otros se hicieron sentir el vigor de una final desde el primer minuto, con una presión notable del Bayern en los primeros instantes y con una respuesta bastante convincente de un PSG que supo estirarse con inteligencia e incluso obligó Manuel Neuer a hacer la primera intervención notable del partido para evitar el gol de Neymar. Los muniqueses, pero, replicaron con Lewandowski estampando un remate a la base del poste de Keylor Navas y, después, obligando el costarricense a sacar una mano para repeler un remate de cabeza.
Incapaz de encontrar gobierno, de teñirse de un color o de otro, el partido deambuló de un área a la otra, vibrante, y desembocó en el descanso después de que Mbappé finalizara con demasiada inocencia una buena combinación con un Ander Herrera fuerza lúcido en los metros finales. Pero en una pugna fuerza sostenida, que hacía presagiar una final larga, la primera arañazo de verdad, con herida, fue del Bayern en una modalidad muy suya, cargando mucho el área, haciendo dudar Kehrer si ir a la marca de Lewandowski aprovechando la ocasión para que Coman apareciera solo en el segundo palo. Allí, donde la pelota cae casi en el olvido, el extremo francés, formado precisamente al PSG, aprovechó un centro muy bien tocada para cruzar el balón y descollar por fin un partido trepidante, en el que sólo faltaban los goles.
De manera automática después del gol, Tuchel correspondió haciendo entrar Marco Verratti, escaso de físico pero con capacidad para dotar de sentido las posesiones de su equipo. Y los franceses respondieron a la adversidad con una ocasión clarísima de Marquinhos que Neuer, haciéndose grande y con el pie, desbarató en una acción muy suya y, finalmente, con otra oportunidad de Choupo-Moting, jugador por momentos caricaturizado en París, que pudo cambiar un destino que hoy dice que el Bayern, en una temporada que había empezado gira con Niko Kovac en el banquillo, ha acabado haciendo triplete bajo la dirección de un Hansi Flick que ha devuelto la grandeza a un los clubes más ganadores del continente.
BAYERN: Neuer, Kimmich, Boateng (Sule, 25 ‘), Álava, Davies, Thiago (Tolisso, 85’), Goretzka, Gnabry (Perisic, 68 ‘), Coman (Coutinho, 68’), Müller y Lewandowski. PSG: Keylor Navas, Kehrer, Thiago Silva, Kimpembe, Bernat (Kurzawa, 80 ‘), Marquinhos, Herrera (Draxler, 72’), Paredes (Verratti, 65 ‘), Di María (Choupo-Moting, 80’), Mbappé y Neymar . GOLES: 0-1 (59 ‘) Coman. ÁRBITRO: Daniele orzados (italiano). Amarillas a Paredes, Neymar, Thiago Silva, Kurzawa, Alphonso Davies, Gnabry, Sule y Thomas Müller. PÚBLICO: Partido jugado a puerta cerrada en el estadio Da Luz.