El París Saint-Germain se queda en Lisboa hasta el final de una Champions League que lo llevará a jugar el partido más importante de su historia el domingo en el estadio Da Luz. En espera de saber quién será su pareja de baile, el Bayern o el Olympique de Lyon, los parisinos arrollaron el Leipzig en un partido muy completo, y se acercan más que nunca al anhelo de sus propietarios de origen qataríes, que han invertido una fortuna para vivir noches como la de ayer y la que vendrá.
Muy responsabilizado después de ver la exhibición de fuerza y compromiso que había exhibido el Leipzig contra el Atlético de Madrid, el PSG quiso apagar este fuego de raíz, imponiéndose en la mayoría de duelos, muy intenso en cada disputa y con la personalidad con el balón que le suele garantizar la presencia de Di María, de regreso tras el partido de sanción, y de un Neymar que volvió a dar lecciones de desequilibrio y de una superioridad exultante en el uno contra uno .
Con Paredes acompañante Marquinhos en la sala de máquinas y Ander Herrera también poniendo densidad en la zona ancha, el PSG desnaturalizó el fútbol del Leipzig, y sobre todo pudo ser contundente ya en una primera mitad en la que a Neymar nuevamente, como contra el Atalanta, sólo le faltó enfocar el punto de mira. Marquinhos, en cambio, estuvo preciso para desviar de cabeza un centro preciosa de Di María e inaugurar un partido que se encargaría de encarrilar aún más antes del descanso el argentino, tras un error de Gulacsi en la salida de balón y aprovechando una gran dejada de espuela de Neymar para sumar el segundo.
Obligado por la crudeza de los acontecimientos, Nagelsmann, que aspiraba a ser el técnico más joven en clasificarse para la final de la Champions League, hizo entrar Patrick Schick como acompañante de Youssouf Poulsen para intentar tener más presencia ofensiva en el área de Sergio Rico, titular por la lesión de Keylor Navas. Pero ayer muy serio en todas las facetas del juego, con un Marquinhos muy sacrificado en medio del campo, el conjunto parisino resistió sin grandes sufrimientos, y encima encontró el gol de la sentencia pronto, en una acción en la que los alemanes pidieron falta previa de Ander Herrera, pero que terminó con un centro de Di María, en su segunda asistencia del partido, que Juan Bernat aprovechó para batir de cabeza un Gulacsi que transmitió una gran inseguridad a un Leipzig.