Desde hace décadas, la publicidad en las esferas deportivas es una constante. Grandes marcas aprovechan los eventos deportivos y la reputación de los deportistas para promoverse entre las masas. Hasta hace algunos años, la mayoría de las marcas que utilizaban esta forma de promoción pertenecían a la industria del calzado, artículos deportivos, alimentos o bebidas energéticas.
Sin embargo, un cambio radical se está notando. Cada vez son más comunes los logotipos de páginas de apuestas y casinos online en los uniformes deportivos o patrocinando directamente los eventos. Esta exposición desmesurada ha elevado las alertas de los expertos en problemas de adicción a las apuestas, al considerar que se promueve un mensaje inadecuado para la juventud.
Al menos, la mitad de las camisetas de los equipos de la Premier League y de la Primera División de España contienen los logos de alguna empresa de juegos de azar. Esto es una muestra de la normalización de las apuestas entre los aficionados del deporte, cosa que sería poco relevante si el grueso de los aficionados no fueran personas jóvenes e, incluso, menores de edad.
Esto implica un dilema ético. Para las marcas y las empresas, esto no es diferente al incentivo realizado por otras marcas de consumo masivo, que desde siempre han insertado sus nombres en los uniformes de los deportistas, incluso cuando el producto promocionado no es del todo saludable. Para los profesionales de la salud y algunos otros activistas, se trata de una publicidad que no es adecuada.
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¿Por qué se condena la publicidad de las apuestas en el fútbol?
Ciertamente, las apuestas deportivas no son una novedad. Han estado presentes desde hace décadas y solo han adquirido una mayor notoriedad en los últimos años gracias a las plataformas de apuestas online. Sin embargo, incluir la publicidad directa, patrocinando equipos deportivos implica una normalización del juego e incentivarlo en una población vulnerable.
Lo que ocurre es que no todos los espectadores de los eventos deportivos son adultos en edad legal para apostar. Por ejemplo, un partido del Real Madrid CF en el Santiago Bernabéu, tiene una asistencia de hasta 81.044 (capacidad total del recinto), pero a su vez es visualizado, al menos, por 1.152.247 personas en vivo, solo en España.
Cabe preguntarnos, de todos ellos, ¿qué cantidad son menores de edad? Puede que no exista una cifra exacta sobre la cantidad de niños y jóvenes que ven los partidos de fútbol, pero si consideramos que la Premier League tiene 3.200 millones de telespectadores en todo el mundo, es bastante sencillo entender la razón por la cual los psicólogos y activistas se encuentran en alerta.
Adicionalmente al bombardeo constante de publicidad sobre plataformas de apuestas al que se exponen los usuarios de internet y el acceso simplificado a estos sitios, ahora se deberá sumar la exposición directa de las casas de apuestas en los uniformes de los equipos. Sin olvidar que ya existe publicidad de los operadores en las vallas, en las pantallas y el entorno en general.
¿Riesgo elevado de desarrollar una patología?
No se trata de condenar la actividad, ni de limitar el derecho a la libertad económica de las empresas del sector. Este tipo de denuncias lo que buscan es evitar que se transmita un mensaje inadecuado a las personas incorrectas. Son los jóvenes quienes se muestran más propensos a desarrollar adicción al juego.
Algunas cifras certifican tal afirmación. Según estadísticas de la Comisión de Juego en Reino Unido, unos 430,000 jugadores adultos presentan problemas relacionados con ludopatía y más de 2 millones tienen potencial riesgo de volverse adictos al juego. Esto es una realidad, no se trata de presuntos casos, sino de análisis estadísticos llevados a cabo por expertos multidisciplinarios.
Más impresionante aún será conocer que 370,000 niños entre 11 y 16 años de edad juegan cada semana y, de ellos, 25,000 ya han desarrollado problemas de juego. Estas estadísticas fueron reveladas por Jim Orford, profesor de Gambling Watch UK, quien considera la situación como preocupante, puesto que la actividad de juego se ha normalizado en la juventud.
Por otra parte, Susana Jiménez, psicóloga clínica de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, advierte que a su unidad de atención llegan anualmente al menos 400 nuevos casos de pacientes que manifiestan problemas con el juego. Estos serían de los que se incluyen como población sensible a recaer ante el bombardeo publicitario relacionado con las apuestas deportivas.
Un informe sobre la percepción del juego que fue entregado por la Universidad Carlos III, indica que al menos 230.000 personas jóvenes, menores de 35 años, representan un elevado riesgo de adicción al juego en España. Entonces, publicitar de forma tan intensa a las casas de apuesta dentro de los estadios de fútbol sería algo similar a vender alcohol dentro de las escuelas.
¿Se están haciendo correcciones al respecto?
El Ministerio de Hacienda redactó un segundo proyecto de decreto ley, que obligaría a incluir la frase “Juega con responsabilidad” en cualquier pieza publicitaria, además, prohibirá que esta clase de anuncios se transmita en horario infantil. Aunque muchos aún no creen que esta sea la solución completa, es un paso adelante que se debe destacar.
Los involucrados directamente con la industria esperan que la regulación no resulte excesivamente restrictiva, puesto que esta se opondría por completo. Sobre todo, considerando que la industria se maneja fundamentalmente en línea, por lo que la publicidad es su única estrategia de captación de clientes.
Si eres un apasionado del fútbol, seguro que conoces las casas apuestas más importantes y quizás alguna vez has hecho alguna pequeña apuesta para apoyar a tu equipo favorito. Es importante entender que las apuestas no tienen por que ser negativas en sí mismas, el único problema es que el apostador pierda el control sobre el tema, arriesgue demasiado, acumule deudas y desarrolle un comportamiento compulsivo.
Las personas adultas que disfrutan de las apuestas deportivas deben comprometerse a jugar de forma responsable, mientras que los más jóvenes deberían alejarse por completo del juego, sobre todo cuando no comprenden los riesgos económicos, sociales y afectivos a los que se estarán enfrentando al participar activamente de las apuestas.