Nueva derrota del Barça, que se deja por el camino otro título más después de la Supercopa en Arabia Saudí. Como en aquel partido ante el Atleti, el conjunto blaugrana desplegó un buen juego, el mejor visto en lo que va de temporada. Pero el Athletic aguantó el tipo, respaldado por un estadio que se vino abajo con el gol de los suyos en el último suspiro (1-0), mandando al Barça a casa, junto al Real Madrid, en los cuartos de final de la Copa del Rey.
Un deja vú que recordó a los de Setién la derrota sufrida en la primera jornada, también en San Mamés, donde el conjunto, por aquel entonces dirigido por Valverde, cayó con un gol de Aduriz en el último minuto. Aquel día, el Barça también fue superior al rival, igual que en Arabia, pero la falta de contundencia en las áreas lo llevó directo a la lona.
Y eso que los leones comenzaron con una presión adelantada que complicó la salida de balón de los blaugrana. Un viejo sistema, el que ya utilizaba Valverde, dio empaque al equipo, que siempre buscó a Messi en campo contrario. El argentino se asoció con Ansu Fati, pero el canterano no materializó las dos ocasiones que tuvo en el primer tiempo.
Tras la reanudación, el Barça desplegó su juego, con la entrada de un Griezmann que abrió huecos en la zaga rojiblanca. El francés no está teniendo su mejor temporada en Can Barça, pero es indudable que, en partidos como el de San Mamés, el ex del Atleti da al Barcelona una movilidad en ataque que no existiría con la lesión de Luis Suárez.
Remar para morir en la orilla
Y tuvo ocasiones el Barça para llevarse el partido, pero Unai Simón desbarató las oportunidades de Griezmann y Sergi Roberto. Suficiente para que el Athletic sirviese una pelota al corazón del área blaugrana. Williams fue al remate y, entre él y Busquets, enviaron el balón al fondo de la red de Ter Stegen, llevando a los leones a una semifinal en la que, junto a la Real Sociedad, se cuelgan el cartel de favoritos para esta nueva Copa del Rey.