El coronavirus también paraliza la Fórmula 1. El Gran Premio de Australia, previsto para este fin de semana, no se celebrará por culpa del virus. Y es que un miembro de McLaren dio positivo, desencadenando los acontecimientos hasta el punto de suspenderse el torneo.
La FIA no tardaría en anunciar también la suspensión de los premios de Bahréin y Vietnam. Fuentes de la organización señalan como posible inicio del Mundial en Europa “a finales de mayo”.
También se baraja la posibilidad de que el campeonato se ranude el 7 de junio en Azerbaiyán y las vacaciones de verano se utilicen para reprogramar las carreras perdidas. De este modo, Zandvoort (3 de mayo), Barcelona (10 de mayo) y Mónaco (24 de mayo) quedarían todas en el limbo, a la espera de nuevos acontecimientos.
Dicho esto, la F1 dejó claro en Melbourne que “la situación es fluida”, por lo que las previsiones que se manejan a día de hoy podrían desaparecer en cuestión de horas. “Nos encantaría tener una respuesta, pero ahora mismo no la tenemos. Hablaremos con todos los expertos que podamos, no tratamos con los problemas de un país sino con varios”, aseguró Chase Carey, CEO de la Fórmula 1.
“Habrá conversaciones para desarrollar planes con varias opciones. A largo plazo veremos cómo evoluciona, todos esperamos que el mundo vuelva a funcionar”, quiso añadir.
Chapuza en Australia
Así las cosas, en Australia se aplaude la suspensión del Gran Premio, aunque se critican con dureza la forma en que se desarrollaron los acontecimientos. Las críticas van dirigidas más al estamento político de Melbourne que a la propia FIA, tal y como apuntó el columnista Noel Towell, del periódico The Age.
“Esta pandemia no permite aprender sobre la marcha. La debacle sobre cómo se canceló el GP de Australia fue un mal comienzo para el gobierno de Victoria“, sintetiza el periodista.