Lionel Messi y el Barça han convertido el futuro del argentino en una partida de cartas que irá para largo. Las cartas están sobre la mesa, pero aún no se han descubierto todas. Y el club se pregunta si Messi de farol, o realmente sus abogados le dicen que podría irse al Manchester City sin negociar su salida, aplicando una cláusula que el club da por caducada. Bartolomé contraataca filtrando a la prensa que estaría dispuesto a dimitir si Messi dice públicamente que el problema es él, el presidente. Y el argentino podría romper su silencio en breve. La partida de ajedrez sigue. Y ahora, le toca al jugador mover pieza.
La lucha que rompe el corazón del barcelonismo se decide en conversaciones entre abogados y asesores legales. Filtraciones y mensajes utilizando la prensa, esperando el movimiento de la otra parte. De hecho, pasan los días y el único portavoz oficial que ha hablado es el director deportivo Ramón Planes. Messi calla. Bartolomé también. Uno ya ha dicho que se quiere ir. Y el otro, que ha sobresalido en el arte de aferrarse al poder, insinúa que estaría dispuesto a plegarse para evitar que el argentino se vaya. Una operación que, eso sí, evitaría la dimisión en bloque de una junta que quiere agotar mandato para dejar ordenado el club en términos económicos, no sea que la próxima junta tuviera la tentación de iniciar una acción de responsabilidad en su contra, tal como votó a favor el mismo Bartolomé cuando era vicepresidente de Rosell, en 2010.
El burofax de Messi, último episodio de una guerra fría entre los directivos y los jugadores, amenaza con romper el barcelonismo aún más. Ambas partes, de hecho, han recurrido a consultas con bufetes de abogados externos para intentar imaginar qué pasaría si Messi se fuera al Manchester City en pocos días, sin el permiso del club. Ambas partes consideran que el caso acabaría en los juzgados, donde no se resolvería hasta dentro de unos años, cuando quizás Messi ya se haya retirado. Pero ni el jugador ni el club quieren llegar hasta aquí. Fuentes consultadas por el ARA dentro del club explican que, en este contexto, la lógica sería llegar a un acuerdo. Pero en el fútbol, la lógica no siempre está presente.
En el Barça les da miedo que la FIFA permita a Messi irse al City de manera unilateral, aunque no haya ningún acuerdo. En caso de conflicto relativo con operaciones de mercado, tanto en la FIFA como la UEFA se prioriza el derecho del jugador para poder continuar jugando mientras se espera una resolución legal, por lo que el entorno de Messi explica que seguramente, si el argentino fichara por el City, podría jugar en la Premier a las pocas semanas, aunque el Barça llamara a los cuatro vientos que se trata de una operación ilegal. Y aunque, con el tiempo, un juez diera la razón al Barça, que insiste en que la única manera de perder el argentino, ahora mismo, sería que un club pagará los 700 millones de la cláusula.