El otro fútbol de Bordalás

El técnico azulón empieza a dar que hablar tanto dentro como fuera de España

Demasiadas ofensas han tenido que soportar Bordalás y su Getafe durante la semana, todas ellas, sobre su forma de practicar lo que los entendidos han decidido llamar “el otro fútbol”. Un agravio comparativo que los azulones se encargaron de destrozar anoche en el Johan Cruyff Arena, donde demostraron, en solo cinco minutos, que la excelencia futbolística está para quien se la crea.

Lo cierto es que los de Bordalás no están para entelequias, preocupados tan solo en aquellos elementos que hacen que el fútbol sea fútbol. La recuperación, el remate, la presión adelantada… Porque lo del Geta siempre ha sido concretar, reducir la retórica futbolística a la mínima expresión, allí donde se ganan los partidos. Y ahí Bordalás ha demostrado ser el mejor.

Aunque siempre habrá alguno, como Frenkie De Jong, que tenga la desfachatez de decir que “resulta molesto ver los partidos del Getafe”. La peor leña que se pueda echar en fuego de Bordalás, quien se encargó de que el holandés estuviese presente en el vestuario azulón, donde pegó su foto y sus declaraciones para motivar a los suyos frente el Ajax.

El Getafe es un estado de ánimo, una conexión entre un equipo y un técnico, sumergidos en un trance como el del depredador en busca de su presa. Nada importa hasta que terminan los 90 minutos. Ya luego, en rueda de prensa, habrá tiempo para la modestia. Pero no en el campo, donde solo queda luchar o morir.

‘El otro fútbol’

Si alguien fue merecedor del Olimpo anoche en Ámsterdam, ese fue el Getafe, que luchó y, por la gracia de los palos, también pareció morir. Pero nada más lejos. El gol de Mata fue suficiente para rematar la faena que comenzó en el Alfonso Pérez, aquella que llevará de nuevo el nombre de Getafe por toda Europa.

Con los goles de Danilo y Olivera en propia meta, el Ajax encontró un resquicio de esperanza lo suficientemente amplio como para caer todavía más en la desesperación. Pronto volverían a ser la presa. Y deberían dar gracias. Tres palos, dos goles anulados, un fallo a puerta vacía… Ese otro fútbol que, por más vueltas que se le dé, siempre ha sido fútbol.

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