El futuro de Lionel Messi no quedará resuelto en dos días. Es la principal conclusión que se puede sacar de todos los movimientos que hubo durante el día de ayer, una vez Jorge Messi, padre y representante del jugador, llegó a Barcelona.
Para empezar el día, Jorge Messi se encontró toda una declaración de intenciones del Barça. El club azulgrana ponía a la venta la camiseta de la temporada 2020/21 con respecto a la línea Stadium, con el capitán como principal reclamo. No salen en la foto jugadores con los que Ronald Koeman no cuenta, como Luis Suárez, ni de otros que han tenido la continuidad dudosa en el nuevo proyecto, como por ejemplo Sergio Busquets, Jordi Alba y Sergi Roberto, pero sí hay sale el argentino junto a Griezmann, Dembélé, Ter Stegen, Piqué y de Jong. Que Messi estuviera en el centro de la fotografía fue una orden directa del presidente, Josep Maria Bartomeu, que sigue pensando que si un club quiere fichar al argentino debe abonar los 700 millones de euros de su cláusula de rescisión y que quiere ofrecer a Messi la renovación por dos años.
El deseo del crack de Rosario, sin embargo, es marchar. Ya lo dejó claro a su padre al llegar a las oficinas que tiene la Fundación Messi en la avenida Diagonal de Barcelona, cerca del Camp Nou, donde fue sólo aterrizar en un avión privado procedente de Argentina. Unas palabras a las cámaras de Deportes Cuatro a través de las que dijo que no habían hablado ni con Pep Guardiola ni con el Manchester City y aseguró que la continuidad de su hijo en el Barça era muy difícil. Jorge Messi estuvo toda la mañana reunido con los abogados que los asesoran en este intento de dejar el club azulgrana y después fue a comer a un restaurante con su hijo Rodrigo, mano derecha de Leo en Barcelona. El padre de Messi fue seguido todo el día por una multitud de periodistas, tanto catalanes como argentinos, como si se tratara de una estrella de la canción o de la pantalla.
Durante la mañana, Jorge Messi, además de estudiar todas las cláusulas del contrato entre su hijo y el Barça que el futbolista ya ha dado por liquidado, fue manteniendo contactos con el club, previos a un encuentro con Bartolomé que ambas partes querían que fuera prácticamente clandestina. Sin cámaras y sin filtraciones.
La esperada reunión se hizo por la tarde, en las instalaciones del club, duró una hora y cincuenta minutos y terminó hacia las nueve de la noche. Bartolomé estuvo acompañado por uno de sus directivos, Javier Bordas, responsable en la junta del primer equipo de fútbol. Jorge Messi tampoco estuvo solo. Estaban su hijo Rodrigo y uno de los abogados del despacho Cuatrecasas, que asesora a la familia Messi en este caso, Jorge Pecourt. Cuatrecasas trabajaba para el Barça hasta que el club prescindió de sus servicios la semana pasada cuando supo que habían sido los que habían asesorado Messi en todo este asunto. El encuentro, según el club, se desarrolló en un ambiente cordial, pero terminó sin ningún tipo de acuerdo y con las dos partes manteniéndose firmes en sus intenciones. Bartolomé, como se esperaba, trasladó a Jorge Messi una oferta de renovación por dos años para su hijo. Le dijo que no tienen ninguna intención de vender el capitán y que Ronald Koeman, el nuevo entrenador, el considera el eje del nuevo proyecto. El presidente del Barça comunicó al padre del jugador que espera que se incorpore a los entrenamientos y que si un club lo quiere contratar deberá pagar los 700 millones de euros de la cláusula de rescisión, y se negó a ningún tipo de negociación .
La posición de los Messi y sus abogados también fue inflexible. Según Jorge Messi, su hijo ya no se siente jugador del Barça, como comunicó en el burofax que envió al club lunes de la semana pasada y, por tanto, no tiene que ir a entrenarse. Los Messi creen que Leo puede abandonar el Barça gratis gracias a la cláusula que figura en su contrato y que le permitía romper antes de la última temporada. Según el club, la cláusula no es válida porque, si Messi la quería utilizar, debía comunicar su marcha del Barça antes del 10 de junio. Los Messi dicen que la podían ejecutar el 24 de junio para que el curso terminó más tarde por culpa de la pandemia del coronavirus.
Con dos posiciones totalmente antagónicas, las dos partes terminaron un primer encuentro que sólo sirvió para decirse en persona lo que ya se habían comunicado por burofax o por teléfono. Ninguna otra encuentro fijada, pero los contactos continuarán para tratar de encontrar una solución a un problema que no tiene pinta de que se solucione con celeridad.