El Real Madrid tuvo que llevar al Atleti a los penaltis para levantar una nueva Supercopa de España. Una competición a la que ambos equipos fueron invitados, no sin despertar las críticas de chés y culés, aunque blancos y colchoneros rindieron un gran homenaje al fútbol en la final del King Abdullah Stadium. Da la sensación de que el Atleti mereció más, pero la muerte súbita es lo que tiene. Y más si enfrente está el Real Madrid.
No es algo nuevo para el Cholo ver a su equipo morir en la orilla frente al eterno rival. Y eso que dejó atrás el autobús que aparcó contra el Barcelona. El Atleti salió a morder en los primeros minutos, con una presión alta que asfixió a los blancos. Por más que Valverde y Casemiro compareciesen como alguaciles, el balón no llegaba a los peloteros Isco, Kroos o Modric.
Lo sufrieron los de Zidane. Especialmente Jovic, que, si ya le cuesta comparecer, todavía menos con la falta de fluidez en el juego del Madrid. El Atleti tampoco se complicaba, aprovechando los robos de Morata y Correa en zona caliente y saliendo al área como alma que lleva el diablo. A excepción de Jõao Félix, que no encontró la forma de mostrarse.
El Madrid saldría más respondón en el segundo tiempo, y el Atleti tuvo que achicar aguas. Menos mal que cuenta con un central de primer nivel como es Felipe, pareja hoy en la zaga junto a Giménez. Sin duda, uno de los grandes tapados de los rojiblancos en el pasado mercado de fichajes.
Pero al Madrid le falta mordiente arriba y no sería Jovic el que se la diese. Si acaso Mariano, que sustituyó al serbio con una actuación llena de predisposición. Pero no fue suficiente para que el canterano superase a Oblak, que más de una ocasión tuvo. También Rodrygo, un refresco que Zidane agradeció en los últimos compases del tiempo reglamentario
Locura en la prórroga
Pero sería en la prórroga donde ambos equipos echasen el resto. Sobre todo, el Atleti, que se lanzó al ataque al galope de Vitolo y el oportunismo de Morata. Qué gran partido del punta madrileño, mordiendo en área rival e incordiando la salida de balón cuando tocaba. Se podría haber llevado el MVP, si no fuese por el Pajarito Valverde, que culminó un partido soberbio con una fea entrada por detrás al propio Morata.
No fue agradable, pero el madrileño se iba solo y al uruguayo no le quedó otra. Probablemente, ahí estuvo gran parte de la victoria del Real Madrid esta noche.
Entre pequeños infartos fue muriendo el partido, con grandes intervenciones de Courtois, que también tuvo tiempo para comerse un córner botado por Trippier. Pero no llegó el gol de los rojiblancos y la Supercopa se fue a los penaltis. Ahí fue más determinante el Madrid. En especial, el portero belga, que, después de un inicio de dudoso de temporada, ya da trofeos a este Real Madrid de Zidane.