El Real Madrid pasó por encima de un Valencia inexistente en Arabia Saudí. Un baile olímpico el de los blancos, que arrancaron con un gol de Kroos desde el córner. Se despistó Jaume en cuanto se dispuso a ordenar a su defensa, y lo aprovechó el alemán. Igual que Isco minutos más tarde, recogiendo un rechace de Modric. El croata también se sumó a la fiesta. Y no de cualquier manera; con un gol de bella factura con la parte exterior del pie.
Y eso que el Madrid no pudo contar con Benzema para esta Supercopa, que se quedó en Madrid con una contusión. Zidane no tuvo más remedio que apostar por la retórica, poblando el centro del campo con cinco hombres que, cada uno con sus virtudes, maniataron a un Valencia que, sin Rodrigo, no se encontró en ningún momento del partido.
Casemiro y Valverde echaron el cerrojo, mientras que Kroos, Modric e Isco se descolgaron en ataque. Bien le vino a Jovic, ese cordero fuera del área que, cuando la pisa, se viste el traje de lobo. El serbio cogió el testigo del lesionado Benzema, pero no encontró la forma de mostrarse.
Sí lo haría Kroos, con el clamado gol olímpico que puso cara a la superioridad del Real Madrid. Todavía mayor factura le pasaría a los de Celades el segundo tanto de Isco, que empaló a la perfección un balón muerto en área valencianista.
El gustazo de Modric
Aunque el Valencia salió con más brío en la segunda parte, no supo inquietar a Courtois, demasiado cómodo en el devenir del partido. El Madrid acalló la efervescencia de los de Celades y llevó el partido a su terreno. Aquel en el que el Pajarito abre caminos para que los peloteros como Modric campen a sus anchas.
En una de esas, el croata se encontró dentro del área che, encimado por dos zagueros. Tras un simple amago de bicicleta, Modric besó la pelota con el exterior del pie, enviándola lejos del alcance de Jaume, que no pudo detener la guinda de un Real Madrid que ya espera con ganas la final de este domingo.